martes, 28 de julio de 2015

Lo que “puede” que le interese saber cuando busca un psicólogo



Lo primero que a de tener en cuenta cuando se aventura en la búsqueda de un psicólogo es que éste no es un médico que realiza su trabajo basándose en un diagnóstico elaborado por diferentes pruebas somáticas (radiografías, analíticas etc) junto a lo que el propio paciente le describe de su percepción de tales síntomas (dolores, sensaciones corporales, periodicidad etc) con todo ello el médico dará un posible diagnóstico y junto a esto un tratamiento. El paciente marchará con la prescripción médica con la esperanza de un pronto alivio....

Un psicólogo trata con las dolencias de la psique, una dolencia que no tiene un lugar determinado en el cerebro y que tratan de parcelar por todos los medios diferentes científicos con la esperanza de encontrar un remedio que alivie el sufrimiento de tales dolencias.
Los problemas psicológicos están íntimamente conectados con las relaciones que hemos tenido y tenemos con los otros. El tipo de relaciones que hemos desarrollado con los más próximos; nuestros padres o cuidadores tempranos, nuestra familia y demás personas que han vivido en nuestro entorno. Este entorno ha modelado nuestra personalidad, nos ha dado dotado de una identidad única e irrepetible, cúmulo de nuestras experiencias vitales y disposición genética. Algunos psicólogos han tratado de paliar diferentes problemas aislándolos en forma de síntomas como si se tratasen de entes que pueden solventar por medio de diferentes técnicas, éste ha sido el caso de la terapia conductual que en su afán científico se ha olvidado del entramado relacional que sustenta la personalidad humana.

Otros psicólogos, querrán saber de todos los ámbitos de su vida, de sus relaciones con las personas próximas y la relación con su mundo interno: sus sueños, sus deseos, sus fantasías diurnas, su sexualidad. Quizás acuda usted a estos psicólogos y de lo que menos le pregunte es por lo que más preocupado está en ese momento. Al principio se sorprenderá y puede que se sienta defraudado, angustiado por las preguntas tan íntimas que le propone el  profesional, enfadado por no recibir las soluciones que tanto cree necesitar, desconfiado con ese desconocido que por charlar cerca de una hora cobra un buen dinero. Quizás se decepcione con una de estas sesiones y decida acudir a otro profesional que le diga lo que tiene que hacer y lo más seguro es que encuentre a esa persona que desde el primer momento lo inunde con diferentes cuestionarios, defina exactamente cual es su dolencia, asignándole un termino psiquiátrico y le prescriba diferentes estrategias para llevarse a casa. Podrá entonces sentirse reconfortado y complacido con la exacta definición de su problema. Podrá decir a sus allegados que lo que le sucede es que tiene un trastorno bipolar, una depresión exógena, un trastorno del deseo inhibido, un trastorno de ansiedad generalizada, o cualquier otro trastorno clínico afectivo, de personalidad, etc.
Todo acabaría aquí si no fuese por que los síntomas con los que acudió a este profesional y que se han ido atenuando han dado lugar a otros diferentes que en nada parece que tienen que ver con los anteriores. Si antes su problema es que le daba miedo salir de casa solo, ahora es usted capaz de hacerlo pero ahora no duerme bien por las noches y despierta angustiado con la idea de una muerte inminente. El síntoma se ha desplazado, ha tomado un nuevo camino, una vereda por donde salir para mostrar su aparatosidad.  Este conjunto de síntomas son una parte de usted que escapa de su control consciente, que le hablan en un lenguaje extranjero, indescifrable, enigmático e insufrible. De esto, el psicólogo que abordó su miedo a salir a la calle, no sabe ni pretende saber, tan solo volverá a darle pautas con las que procurar el cese de este nuevo-viejo miedo.
Tenemos pues dos maneras diferentes de afrontar el sufrimiento humano. Dos maneras emparentadas con paradigmas aparentemente contrapuestos. Los dos persiguen el definitivo cese de ese sufrimiento que le embarga desde un tiempo a esta parte. Dos maneras loables de afrontar sus dificultades sustentadas en razonadas y estudiadas teorías sobre el comportamiento humano.

























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estupendo, gracias.