martes, 4 de agosto de 2015

Maneras de sufrir

Para Freud la necesidad del ser humano de mantener la homeostasis, es decir, un equilibrio en la energía psíquica, se ve interrumpida por el principio de realidad que obliga al sujeto a enfrentarse a la frustración de sus necesidades y lo que considera sus deseos. Así lo placentero se viviría como una disminución de un monto de tensión mientras que el sufrimiento sería un alza de dicha tensión. La dialéctica principio del placer y principio de realidad pasaría, según Freud, a ser una dialéctica de montantes de energías, es indudable que la profesión de Freud como neurólogo y su denodado esfuerzo por lograr que el psicoanálisis tuviese un lugar como ciencia, lo dispuso a intentar sustancializar  la teoría de la mente. Pero esto sería otro tema de debate...
El sufrimiento podemos definirlo como un afecto displacentero que se presenta al sujeto de diversas formas.
En primer lugar tendríamos un tipo de sufrimiento que tiene que ver con la angustia, un afecto que aparece tanto  en el cuerpo como en el yo. similar al miedo, aunque en este afecto, el estímulo fóbico es identificable. La angustia viene acompañada con su correlato somático, taquicardias, sequedad en la boca, sudoración, opresión en el pecho, etc.

Otra forma de sufrimiento incluye la culpa que se manifiesta como una tensión entre el yo y los ideales de yo. La culpa inconsciente la encontramos en la necesidad que tienen algunas personas de un cierto castigo, así podemos encontrar en la clínica, personas que se odian a si mismos o el fracaso ante el éxito inmediato. La culpa, empuja al sujeto a encontrar formas de expiación y, el sufrimiento que conlleva el castigo, representará un alivio para dicha culpa inconsciente. 

El duelo, sería otra forma de sufrimiento, duelo relacionado con la perdida de un objeto en el que se ha depositado ciertos afectos. (padres, hermanos, amigos, animales, trabajo...) Todos, de una manera u otra, pasamos este proceso de dolor al tener que prescindir del objeto amado, dolor que solo el tiempo es capaz de curar. Cuando este dolor se prolonga en el tiempo podemos estar ante un duelo patológico en el que, por simbiosis con el objeto perdido o por una acusada ambivalencia de amor y odio con ese objeto, se demora sin llegar a término.

La otra forma de sufrimiento es lo que  Jaque Lacan introdujo en su seminario 7 como la teoría del goce. Para éste, el goce sería un fenómeno estructural del cual ningún ser humano podría escapar. Todos tenemos un montante de este goce que está más allá del placer, "un regodeo en el sufrimiento". Cuando este goce es elevado o interfiere en su vida cotidiana podemos hablar que el sujeto tiene una crisis de goce y, se nos presentará, con una clínica similar a la depresiva. El sujeto se siente incapaz de resolver este sufrimiento y, a la vez, paradójicamente, no queriendo resolverlo.
Lo interesante de este fenómeno, que se entiende por goce, es que puede ser un tipo de sufrimiento necesario para el equilibrio del sujeto, un sufrimiento que da estructura y del cual no se puede prescindir a riesgo de un pérdida del precario equilibrio interior. Por tanto, estamos hablando de un sufrimiento estructurante, por lo que no se puede entender este sufrimiento como un síntoma que necesita ser curado.
Ciertas personas, en su infancia pueden haber vivido serias dificultades de pérdida, carencias afectivas, pobreza, separaciones traumáticas, patologías mentales graves en los cuidadores. Estas primeras vivencias, se inscriben en el niño, forjando su personalidad. Entraríamos de lleno en lo que actualmente se viene definiendo como la "psicología del déficit". Una falta básica como dice Michael Balint, una carencia dada en la etapa pre-edípica.
Afortunadamente, en la mayoría de nosotros, estas circunstancias de vida no han llegado a ese extremo,  aunque todos hemos convivido en mayor o menor medida con ciertos tipos de sufrimiento, teniendo en cuenta que la sociedad está sedimentada en la filosofía del sufrimiento.
Las religiones, ensalza el sufrimiento como una manera de trascender y conquistar cierto paraíso. Para la sociedad de consumo,  el sufrimiento es un afecto necesario, sintetizado en el esfuerzo y el trabajo duro que tiene como fin, poder adquirir lo que se desea.
El sufrimiento se percibe como un valor necesario e ineludible donde se forja el carácter de los más aguerridos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

estupendo, gracias.